Hoy lunes 18 de enero se inauguraron a las 13:00 horas las exposiciones de la Sección Oficial de fotoencuentros10 "Imágenes. 1966-2006" de Manuel López en la Muralla Bizantina de Cartagena y ¿Dónde diablos está Wichita? de David Hornback en el Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy.
MANUEL LÓPEZ “Imágenes. 1966-2006”
Del 18 de enero al 27 de febrero
Muralla Bizantina. Cartagena
De 10’30 a 13´30 y de 17 a 20´30 h.
Domingos y lunes, cerrado
La realidad nacional
No siempre es fácil encontrar imágenes que a uno le transmitan algo más de lo que se ve, la realidad. Con frecuencia esa realidad va unida a sentimientos y los sentimientos son tan personales... Sin embargo las fotografías de Manolo López tienen algo que produce sentimientos en el espectador, que despierta emociones, rechazo o simpatía. Retratan el personaje y su expresión, su momento que, casi siempre, va unido a una explosión de vida.
La exposición de Manolo López, un viejo conocido que me ha fotografiado varios cientos de veces, muestra la realidad de la España de los últimos años con total fidelidad. Su mérito está en haber estado ahí y habernos ofrecido el testimonio de lo que ha sido la realidad española y su transformación hacia la modernidad. A uno le produce cierto temor acercarse a nuestra historia tan reciente y chocarnos con lo que éramos y lo que somos.
Desde la Alemania de los años sesenta, con testimonio de la presencia de republicanos españoles, que celebraban su particular día del trabajo, hasta el zoco de Majadahonda de hoy, Manolo ha sido testigo del progreso, de las frustraciones, de los dolores y las alegrías de la gente y los ha retratado tal como se mostraban con toda su crudeza, si de dolores se trataba y con toda su brillantez sí de alegrías o celebraciones.
Estamos ante un testimonio objetivo -si objetivo es el ojo que elige lo que retrata- de lo que ha sido la vida de nuestro país en los últimos 40 años. No es el momento para una reflexión sobre lo que hemos avanzado y lo que hemos progresado como país, pero sí podemos ver, en esta exposición y en el catálogo, los distintos momentos gráficos de esos cuarenta años que han supuesto la transformación más profunda de un país en la época moderna.
Enhorabuena, Manolo, por tu trabajo, por haber estado ahí y por haber retratado a los hombres y las mujeres de este país, conocidos o anónimos, porque todos hemos sido importantes para realizar la transformación de España y convertirla en el país moderno que es hoy.
Manuel López (Vilasantar, A Coruña, 1946) es periodista, fotógrafo, editor gráfico, escritor y profesor. Estudió en la Bikla Schule für Fotografie und Fotografik de Colonia (Alemania) en los años sesenta. Después de una dilatada carrera como periodista todo terreno en las redacciones de Gaceta ilustrada, Cuadernos para el Diálogo, El Periódico y Tiempo, en 1982 fundó la revista FOTO, que viene dirigiendo desde entonces, impresa hasta 2009, y que continúa la edición en formato digital desde 1997.
Fue el vocal por el sector de la fotografía la Comisión Redactora de la Ley de Propiedad Intelectual (1983-87). Impulsor del Certamen Jóvenes Fotógrafos del Injuve (1984). Es miembro cofundador del Foro de Editores Gráficos de Prensa y coautor del Manifiesto sobre la Edición Fotográfica en la Prensa (1995-1996). Autor de incontables conferencias, artículos de prensa y ensayos, ha formado parte de un sinnúmero de jurados de concursos nacionales e internacionales.
Tiene una trayectoria de más de treinta años en la docencia en diversos centros y universidades. Es profesor de la Escuela Superior de Publicidad. Dirige talleres y cursos de formación continua en periodismo, fotografía, edición gráfica y multimedia. Es autor del curso online Fotografía para (no tan) torpes en P-ES, Periodistas en español.
La Diputación de A Coruña le nombró “Fotógrafo Histórico”. Con tal motivo le organizó la exposición antológica Manuel López. Imágenes 1966-2006 que llega a fotoencuentros en su vigésimo quinta itinerancia internacional.
DAVID HORNBACK “¿Dónde diablos está Wichita?”
Del 18 de enero al 27 de febrero
Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy. Cartagena
De 9 a 14 y de 17 a 20 h.
Sábados y domingos, cerrado
David Hornback tenía casi 40 años cuando, en una visita a la casa de la familia en Kansas, descubrió en el ático una vieja caja de negativos. Inmediatamente regresó a su memoria su adolescencia, concretamente la del verano de 1978, con su cámara alrededor del cuello en busca de retazos de la vida cotidiana: "Pensé en mí mismo como un cazador en un safari en África, sin protección, agazapado en busca de la presa. Lo disfruté mucho, mis hermanos y hermanas eran mi objetivo natural".
Una familia numerosa católica se mudó de Los Ángeles a Wichita, en medio de la nada en el centro exacto de los Estados Unidos. Un total de 300.000 personas, lejos de todo. David Hornback tenía dos cosas en su cabeza, quería ser fotógrafo y al mismo tiempo preservar su mundo para el futuro: "He reparado en una foto de un árbol que entonces estaba en el patio de la casa y ahora ya no está. Me fascina ver cómo una fotografía puede “salvar” al árbol de su desaparición total. Al principio empecé a fotografiar todos los árboles de nuestra casa, después pasé a fotografiar a las personas".
Lo que es sorprendente en el trabajo de Hornback es la simplicidad del lenguaje utilizado: limpio y eficiente, algo que tal vez sólo puede hacer un niño con su mirada sincera, inocente y poética. Pero es el ojo de un fotógrafo profesional adulto que es el Hornback de 40 años, el que descubre el poder de estas imágenes y nos da una lectura más de veinte años después. El autor, que estudió fotografía en los años siguientes, visitando exposiciones, leyendo libros y viajando por el mundo como reportero, se da cuenta de la sincera energía que tiene sus "documentos" de adolescente. Selecciona y produce magníficas impresiones en blanco y negro, en la que la luz del medio oeste de los Estados Unidos, da vida a los gestos más simples y a la pureza de las expresiones de quien lo rodea.
No hay nada superfluo en la historia en imágenes de Hornback, la toma se centra en las historias y los detalles de lo que sucede a su alrededor, con una mirada poética.
Un lirismo que trae a la mente las imágenes de Sally Mann, artista de fama mundial que fotografió a sus hijos en situaciones similares, pero desde otra óptica social y con cámara de gran formato. Aunque emocionalmente se asemejan, sigue habiendo una clara distancia entre las imágenes creadas espontáneamente por un joven quinceañero y el "estudio" de la profesional. Hornback -que hizo las imágenes bastante tiempo antes- no da ninguna concesión a la tentación, en Sally Mann no nos abandona la sospecha de malicia deliberada a la que sigue siendo fiel en la actualidad.
Los protagonistas de la epopeya del Hornback se mueven con soltura y autenticidad, sin reparar en el objetivo del que los mira, quizá por eso el resultado sea esa magia que desprenden las imágenes del entonces joven autor.