El Círculo Cultural Cartagenero de Tarragona, ICUE, ha querido sumarse a los actos de reconocimiento que Cartagena está realizando en recuerdo de Víctor Beltrí. Por este motivo, hace unos días se celebró una conferencia sobre 'La Arquitectura Modernista y Ecléctica de Cartagena' en el Palau Bofarull de Reus, impartida por Ana Belén Rojo Ojados, licenciada en Historia del Arte, y miembro de segunda generación de la Asociación fundada por los cartageneros ausentes. Con esta conferencia se ha pretendido glosar la figura de Beltrí, buscando la unión entre Cartagena y Tarragona, ya que el emblemático arquitecto nació en Tortosa.
A comienzo del acto, dirigido por el Presidente del Círculo, Juan García Sáez, y presentado por el Vocal de Prensa, Juan García González, la catalana Francesca Girona, asociada del Círculo y casada con un cartagenero, expuso brevemente ante el auditorio los primeros treinta y tres años de vida de Beltrí, edad con la que se ubicó en Cartagena, realizando en ella la parte más importante de su obra.
Entre los datos que se ofrecieron en la conferencia sobre Víctor Beltrí, destaca que nació el 16 de abril de 1862 en Tortosa, hijo de José María Beltrí Balilla y María del Carmen Roqueta Estrampes, ambos dedicados a profesiones artísticas. Influido por ellos, militó intensamente en movimientos culturales juveniles de su ciudad.
Se trasladó a Barcelona en 1880, y efectuó matriculación simultánea en Arquitectura, Ciencias Exactas, Físicas, Naturales, y Escuela de Bellas Artes. De ahí, su gran sensibilidad técnica y artística a la hora de proyectar edificios, junto con la entrada en las fuentes del modernismo catalán y europeo. Se costeaba los estudios trabajando como delineante, en donde alcanzó máximas cotas profesionales.
Se sabe que colaboró, o mantuvo breves contactos con el famoso Antonio Gaudí, aunque no está muy estudiado a qué nivel fue realizada esa colaboración. Acabados los estudios en 1886, retornó a Tortosa, en donde, como Arquitecto Municipal firmó diversos proyectos sobre puentes, carreteras, ordenación de ensanches y otras obras de utilidad pública. No dejó de lado la fundamental vocación artística, materializada en el Mercado, Juzgados y Banco de Tortosa, así como en el Palacio de Montagut, empleando ya sus tradicionales materiales de hierro, cristal y cerámica. En 1890, por avatares políticos presentó su dimisión en el Ayuntamiento, y marchó a Gandía.
Desempeñó allí tareas también de corte municipal, pero aunque importantes, no fueron tan brillantes como las anteriores de Tortosa. Reaparece con la fuerza de la que somos testigo en Cartagena, a la edad de 33 años, ejerciendo ahí su principal obra.
Es posible que la problemática política le empujara a distanciarse de Cataluña, ya que de otra manera, podría haberse incorporado al grupo de Arquitectos que levantaban sus edificios modernistas en Cataluña, especialmente Barcelona y Reus, patria chica de Antonio Gaudí. En esta última ciudad, propiciado por mecenas muy enriquecidos con los cultivos de aceite y avellanas, se favoreció un modernismo que plantó cara a Barcelona en algunos edificios, lo que refuerza la suposición de que intentó alejarse de Cataluña, y concretamente de Reus, ciudad cercana a Tortosa.
Situación idéntica a la de Reus, se dio en Cartagena, correspondiendo aquí el mercenazgo a los ricos empresarios mineros. Cabe pensar que Beltrí dejó atrás el posible asentamiento en Reus, y escogió la alejada Cartagena para realizarse plenamente como arquitecto y artista plástico. Casó con María Teresa Vilaseca Zaneti, de la que tuvo cuatro hijos, Carmen, José Luís, Matilde y Guillermo.