Compositor, arreglista, productor, cantante… Benjamin Biolay se ha erigido desde su presentación con el disco Rose Kennedy (2001) como una de las figuras fundamentales de la música francesa, estableciendo además un nexo de unión entre los grandes de la chanson y el pop contemporáneo. En sus primeros años colaboró con Keren Ann, también una de las artistas presentes en La Mar de Músicas. El veterano y legendario Henri Salvador solicitó poco después la colaboración de los dos jóvenes músicos, en el que sería uno de los momentos clave de su carrera. A partir de ese momento, Biolay fue requerido por infinidad de artistas que vieron en él a un moderno Serge Gainsbourg, capaz de enriquecer cualquier producción con arreglos y sonoridades cuidadas y perfectamente medidas. Pero su trayectoria en solitario no tardaría en arrancar con el mencionado Rose Kennedy, un trabajo inspirado en la familia del mismo apellido y sus trágicas circunstancias. El álbum recibió críticas excelentes dentro y fuera de su país, confirmando a Biolay como uno de los músicos francófonos de mayor proyección internacional. Tras componer para Juliette Greco, colaborar con Françoise Hardy y su sonado matrimonio con Chiara Mastroian ha seguido su fructífera y admirada carrera en solitario. Viene a La Mar de Músicas acompañado por su hermana Coralie Clement, cantante que se encuadra dentro de la generación de la nueva chanson francesa. El concierto mañana miércoles 23 de julio a las 23:00 horas en el Patio de Armas del Cuartel de Artillería. Las entradas, 15 Euros.
Benjamín Biolay es cantautor, compositor, músico y productor discográfico, elementos suficientes como para mencionar además sus parentescos. Pero es que en Francia es, además, ex marido de Chiara Mastroianni, la hija de Catherine Deneuve y Marcello Mastroianni, dos parámetros que le exponen más allá de su talento. Y eso es algo que sobra en su familia, como demostrará el concierto que espera al público cartagenero, en el que estará acompañado por su hermana, la cantante Coralie Clément, autora de los álbumes Salle des pas perdus (2001); Bye Bye Beauté (2005) y Coralie Clément Toy Store, disco que editó el año pasado.
Benjamin Biolay (Villefranche-sur-Saône, 1973) lo demostró ampliamente en su debut en solitario, Rose Kennedy, un disco apasionante publicado en 2002. Se habló mucho de él pero, sobre todo, se hablo de Serge Gainsbourg, de sus evocaciones al sueño americano y de los sampleados de Marilyn Monroe. Y de su pasado. De que se había educado en un entorno completamente musical, en el CNSMD, el Conservatorio de Lyon. Y que publicó sin pena ni gloria Live au Barbar con Matéo Gallion (1994), con su grupo de entonces. También se habló de Shelby, el dúo que en el 97 había montado con Keren Ann, para quien coprodujo en 2000 La biographie de Luka Philipsen. Ese mismo año produjo también el disco de Isabelle Boulay, Mieux qu'ici bas, que llegó a diamante en Francia. Y escribió cuatro temas para el deslumbrante regreso de Henri Salvador, Chambre avec vue, entre las que se encontraba Chambre d’Hiver, tema que Ann ya había cantado en su debut.
Y cuando todo el mundo le hubo conocido, se volvió a mencionar a Gainsbourg. Y es que Biolay parece suscitar la imperiosa necesidad de encontrar referentes. Volvió a ocurrir con su segundo trabajo, Negatif, publicado sólo un año después. En este caso fueron Nick Drake y The Beach Boys. Y llegó Home (2004) en el que bastaba citar a su partenaire, Chiara Mastroianni. Está acostumbrado a trabajar en equipo. Ha sido letrista, arreglista o productor de Juliette Gréco, Françoise Hardy y de Elodie Frégé, para quien escribió y produjo en 2006 el disco Le jeu des sept erreurs y con quien grabó uno de los temas, Pas là souvent, aunque fue por otra canción, La ceinture, por la que ganó el Gran Premio de la Unión Nacional de Autores y Compositores.
Últimamente, además de participar en el rodaje de las nuevas películas de Sylvie Verhey y de Vincent Dietschy, publicó su último trabajo, Trash Yéyé, un disco para tocar en directo, con uno de esos worktitles que se quedan hasta el final. Ciertamente más luminoso que el dolorido A L´Origine (2005) compuesto tras su ruptura matrimonial y casi en su totalidad en una casa de campo en Woodstock. A Estados Unidos ha regresado para trabajar en este último álbum. El fotógrafo y cineasta Bruce Weber firma los retratos en blanco y negro del disco. El artista de Pensilvania y la colaboración de la cantante de Shivaree, Ambrosia Parsley, han sido los grandes aciertos de un país convulso del que ha dicho le han quedado muchas contradicciones.