El rey del reggae africano, Alpha Blondy, vuelve a La Mar de Músicas

El Bob Marley africano, el admirado, Alpha Blondy, vuelve a La Mar de Músicas el próximo sábado 19 de julio a las 23:00 horas. A la venta las ultimas 100 entradas, 20 Euros

Cuando Bob Marley le pegó el grito a África, fue Alpha Blondy quien respondió primero. Artista contemporáneo del África de la descolonización, ejemplo de luchador por la reunión de los hombres africanos contra los intereses egoístas que gobernaban al continente desde muchísimos años. Sus aspiraciones de músico y cantante no caían en los planes de su familia, quienes lo mandaron a Nueva York, para estudiar inglés. Alpha, lejos del salón de clases, empezó a afinar sus cuerdas vocales cantando covers de Bob Marley en francés, inglés, y en su idioma nativo en los clubes de Harlem. Tuvo una revelación espiritual y musical cuando comienzan a llegarle los ritmos reggae del Caribe. Vuele a África en los ochenta para ser el primero en plantar la semilla explosiva del reggae en el continente africano y empezar a ser considerado como un salvador o un rebelde con causa. Sus canciones desde el principio fueron himnos de la calle, puesto que denunciaban las brutalidades que ocurrían en África. El Bob Marley africano, el admirado, Alpha Blondy, vuelve a La Mar de Músicas el próximo sábado 19 de julio a las 23:00 horas. A la venta las ultimas 100 entradas, 20 Euros. Dos horas después, ya en el Castillo Árabe se le rendirá un tributo al uno de los artistas relacionados con las músicas del mundo más carismáticos de los últimos tiempos, Andy Palacio. A través de sus giras y su espectacular trabajo discográfico, Watina, consiguió dar a conocer uno de los secretos mejor guardados de la cultura latinoamericana hasta ahora: la tradición musical de Garifuna.

Seydou Koné (Dimbokro, Costa de Marfil, 1953) es Alpha Blondy, una de las leyendas del reggae contemporáneo. Él mismo añadió la primera letra del alfabeto griego, tomada de la Biblia, al sobrenombre con el que le bautizó su abuela, Blondy, una peculiar pronunciación del vocablo inglés bandit (bandido).

Alpha Blondy se ha declarado un rasta africano inspirado por la dimensión política, social y espiritual del reggae, género que ha hecho suyo incluso en Jamaica, donde ha convertido en himnos éxitos como Cocody Rock (1984) o Jerusalem (1986) y donde ha registrado su último álbum, Jah Victory (2007) junto al ex-Wailer Tyron Downie y al dúo Sly & Robbie. Hace el número diecisiete de su carrera y en él vuelve a sus temas recurrentes: el amor, la paz y la universalidad, interpretados en los tres idiomas en los que fue educado, el diola de Costa de Marfil, el francés y el inglés, con el que bautizó a su primera banda: The Atomic Vibrations.

De hecho, su deseo de mejorar el idioma le lleva a pedirle a su madre los cefas (francos CFA) suficientes para trasladarse a Monrovia, Liberia. En su cabeza sólo hay un propósito: grabar un disco en Estados Unidos. Y mientras convence a su familia, escribe canciones como Come back Jesus, que aparecería en 1985 en el disco Apartheid is nazism. Con veintitrés años desembarca en Nueva York para estudiar en una escuela de negocios, que cambiaría por el programa American Language de la Universidad de Columbia. Poco después, animado por un amigo, decide trasladarse a Waco, Texas, en busca de una ciudad más manejable. Allí conoce a un productor jamaicano, Clive Hunt, quien le pone en contacto con The Sylvesters, un grupo de dominicanos habituales en los clubes neoyorquinos. De vuelta a la Gran Manzana, canta con ellos temas propios y algún cover de Marley. La relación con Hunt concluye de manera abrupta, con una grabación de estudio que Alpha Blondy nunca cobraría. Se dice que Blondy tuvo que superar una crisis que le habría llevado a pasar un corto tiempo internado primero en un hospital psiquiátrico de Nueva York y más tarde en el Bingerville Asylum de Abiyán. La crisis fue posteriormente achacada por el artista a la mezcla de medicamentos y marihuana. En 1981 Roger Fulgence Kassy le propone presentarse al programa que presenta en la RTI, Première chance (Primera oportunidad). Y Alpha Blondy graba su primer disco, Jah Glory. El álbum incluye su primer hit, Operation Coup de Poing Brigadier Sabari, tema en el que denunciaba la brutalidad policial que él mismo había sufrido en una redada en las calles de Abiyán y que se convirtió en un símbolo para los jóvenes. Comienza a grabar fuera de Costa de Marfil, en Paris y en Londres, y a actuar con gran éxito en África, editando sus álbumes Revolution (1987) y Masada (1989)

En los noventa llegarían SOS Guerre Tribale, en el que habla sobre el sida; Dieu, que comienza con una canción titulada El aborto es un crimen; Grand Bassam Zion Rock, cantado en árabe, malinké, wolof, francés e inglés; Yitzhak Rabin, en memoria del presidente de Israel asesinado o Elohim. En todos prevalecen sus manifestaciones contra la inmadurez e ineptitud de los políticos africanos, y su apuesta por la unidad religiosa de islam, judaísmo y cristianismo. Una década en la que se agudizan sus problemas de salud, con una actitud a lo enfant terrible que le obliga a cancelar giras enteras en más de una ocasión. En 2002 publica Merci, disco con el que celebraba sus primeros años de carrera, a los que siguieron Radical Roots from the Emperor of African Reggae (2004), el recopilatorio Akwaba (2005) y la recopilación de artistas africanos No Child Soldiers (2006) en la que participaron artistas como Angélique Kidjo, Lokua Kanza, Charlotte M’bango, Monique Séka, Mama Keita, Aicha Koné, Bibie, Salif Keita, Corneille, Rokia Traoré, Youssou N’Dour o Geoffrey Oryema.

TRIBUTO A ANDY PALACIO

El 19 de enero falleció uno de los artistas relacionados con las músicas del mundo más carismáticos de los últimos tiempos, Andy Palacio. A través de sus giras y su espectacular trabajo discográfico, Watina, consiguió dar a conocer uno de los secretos mejor guardados de la cultura latinoamericana hasta ahora: la tradición musical de Garifuna. Una cultura propia de raíces africanas que se da en algunos países de Centro América. Andy Palacio recibió por su álbum numerosos premios a nivel internacional y el apoyo unánime de la prensa mundial. A Andy Palacio no le preocupaba realmente su música sino mucho más allá, impactar con su música a todo el mundo para evitar que se extinguiera su propia cultura. Y lo consiguió. El proyecto homenaje a Andy Palacio, nace no sólo como respuesta al deseo que tenía la comunidad de fans de Palacio de mantener vivo el espíritu de su proyecto, sino de toda la comunidad Garifuna y de os propios músicos que trabajaron con él en sus últimos años de vida. Son precisamente ellos los que han impulsado este proyecto para realizar una gira mundial, que los trae a La Mar de Músicas, para conmemorar el nombre, la música y el mensaje de Palacio. Todos los componentes de este proyecto Umalali, Aurelio Martínez y Adrián Martínez han colaborado en el pasado con Palacio.

Cuando se planeó este concierto, el álbum Wátina (Llamada), del beliceño Andy Palacio, se acababa de editar en nuestro país coincidiendo con la entrega del premio Womex concedido en 2007 ex aqueo a Palacio y a Iván Durán, fundador en Belice en 1995 del primer sello discográfico de su historia, Stonetree Redords. Las críticas fueron excepcionales, y el 28 de octubre la ceremonia de entrega de aquel galardón fue mucho más que una fiesta. Tras las palabras de agradecimiento de ambos premiados, Palacio subió al escenario para acompañar a tres representantes de Umalali, en la primera presentación internacional de un proyecto que ha reunido en el álbum a más de cincuenta mujeres de entre 20 y 86 años que no se habían dedicado hasta este momento a la música de manera profesional.

Umalali nos acerca canciones que hablan de las relaciones entre las familias, de los problemas generacionales a modo de pequeñas crónicas del día a día. Las aprendieron de sus mayores y las cantan en garífuna, el idioma que desde niñas habían oído hablar a sus padres y abuelos, preservando la herencia de quienes sobrevivieron primero al viaje desde Guinea a las Indias Occidentales en galeones españoles, y después a la colonización de franceses e ingleses y a la diáspora a lo largo de la costa atlántica de América Central, desde Nicaragua a Honduras, Guatemala y Belice. Desde 2001, es patrimonio oral e inmaterial de la humanidad por la UNESCO, organismo que en noviembre nombraba a Palacio Artista para la Paz.

Activista cultural, involucrado activamente en el Gobierno de Belice, país independiente desde 1981, Palacio conoció al productor Iván Durán siendo una estrella del punta-rock, una mezcla de merengue dominicano y zouk antillano con bases electrónicas, muy popular entre los jóvenes. Durán le propuso grabar su primer disco en su estudio de grabación, el único que existía en Belice. Al poco, el sello Stonetree publicaría un álbum titulado Paranda con músicos veteranos, los septuagenarios Paul Nabor y Junie Aranda, ahora considerado seminal. En Paranda, además de las voces de los viejos parranderos (serenatas de casa en casa con guitarras, tambores y maracas) también aparece el hondureño Aurelio Martínez, ahora diputado electo de la República, algo que no sucedía desde 1930. Residente en La Ceiba, editó en 2002 el disco Garífuna soul. Y su nombre se sumaba a los que empezaba a conocerse como el Colectivo Garífuna o Garífuna All Stars.

El pasado mes de enero, Andy Palacio falleció inesperadamente a los cuarenta y siete años a causa de un derrame cerebral. En la comunidad garífuna la muerte de un ser querido es una oportunidad para celebrar su vida por medio de la música y el baile. Y aun sin superar el dolor de su fallecimiento, los miembros del Colectivo y de Umalali tomaron la decisión de continuar con los planes de gira que habían previsto anteriormente. Muchos de ellos habían participado en Wátina, galardonado en febrero por la BBC Radio 3 con el Premio 2008 de World Music en la categoría de América. Y participan ahora en este homenaje a la figura de Andy Palacio y su amor por la comunidad garífuna. Junto a ellos, toman parte en este concierto dos de las estrellas emergentes de Belice: Adrián Martínez y Lloyd Augustine.

El crítico Enrique Helguera escribió en Letras Libres ‘Andy apenas se desprendió de una de las tres partes de su ser, el ánigi (fuerza vital o espíritu animal que esconde el corazón), pero su forma astral o áfurugu (vínculo entre el reino de lo sobrenatural y la realidad cotidiana) permanecerá durante más de un año entre nosotros, bañándose y participando en las celebraciones y bailes que convoquen sus parientes y amigos a golpe de tambor, como forma de preparar el tránsito para que su alma inmortal o iuaní pueda acceder a la morada eterna, desde donde los antepasados o gubidas velan por el bienestar de la comunidad’.

Una comunidad, la garífuna, que ha establecido en Belice la Fundación Andy Palacio de Educación Musical que permitirá que los jóvenes beliceños dispongan de un lugar en el que aprender y difundir su música, su idioma y su cultura en el mundo. Las donaciones se pueden tramitar a través de www.stonetreerecords.com.

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