Dueña de un swing extraordinario, la bahiana Rosa Passos está considerada una de las mayores estrellas de la moderna música popular brasileña con influencias del jazz y de la samba. Es para muchos la versión femenina de João Gilberto. Posee, al igual que su maestro, una voz cálida, dulce, afinadísima. La fama de Rosa Passos comenzó cando se acercó a la bossa nova, y empezó a interpretar temas de los más grandes. Su último trabajo, la acerca a La Mar de Músicas, Romace, Brasilian Love Songs, y es una colección de las mejores baladas brasileñas, muchas de ellas interpretadas por Elis Regina, aprovechando así para prestar un sentido tributo a una de las cantantes brasileñas más populares en los años 60 y 70. La actuación de Rosa Passos mañana lunes 14 de julio a las 23:00 horas en el Patio de Armas del Cuartel de Artillería de Cartagena. Las entradas a 15 Euros. Unas horas antes, a las 20:00 horas los también brasileños Siba e a Fuloresta en la plaza del Ayuntamiento.
Supimos por el crítico Carlos Galilea (RNE, El País) que la canción Morada do samba surgió de un piropo lanzado por un aficionado una noche en Cartagena:`La samba vive en tu casa y no paga alquiler’. Cabría añadir, emulando a Noel Rosa ‘O samba, a prontidão e outras bossas, são nossas coisas’, al menos de Rosa, el paso del tiempo no ha hecho sino poner en su sitio a esta ‘ baiana’.
Compositora, guitarrista y exquisita cantante, ha hecho suyos también a João Gilberto, a Antonio Carlos Jobim, a Vinicius de Moraes, a Dorival Caymmi y a João bosco, Chico Buarque y a la inconmensurable Elis Regina, a la que Rosa define como mejor cantante de música brasileña de todos los tiempos. De hecho, en su concierto en La Mar de Músicas presentará el repertorio de su último disco, Romance. Brasilian Love Songs, con algunas de las baladas más celebradas de Elis Regina, una cantante que en sus propios términos, tiene un lugar especial en su corazón.
A sus poco más de cincuenta años siempre se ha considerado una privilegiada por tener la oportunidad de dedicarse a sus dos pasiones: la música, de la que suele definirse misionera y que no ha parado de darle alegrías, y su familia, que la alejó de los escenarios durante el tiempo que vivió en Brasilia junto a su marido diplomático y sus hijos. En los últimos años ha trabajado con Paquito D'Rivera, Yo-Yo Ma, Rodrigo Leão, Ron Carter, Chico Buarque, Ivan Lins o el desaparecido Henri Salvador. Y ha afianzado una prolífica carrera discográfica que la acerca a disco por año en las dos últimas décadas y que, últimamente, nos ha regalado discos como Rosa (2006) Amorosa (2004).
Su padre hizo que sus cinco hijos aprendieran a tocar un instrumento. Para Rosa escogió el piano, que comenzó a tocar con cinco años. Y se pasó a la guitarra al descubrir la MPB (Música Popular Brasileña), de cuyo repertorio se ha nutrido con sabiduría desde que debutara en 1991 con Curare, en el que oímos a Jobim (Dindi, A Felicidade, Só Danço Samba). Luego llegarían Festa (1993) y Pano Pra Manga (1996), el disco por el que la conoció Ron Carter, con quien firmó a medias el álbum Entre amigos (2003). Como también llegó la serie Words and Melody que, producida por Almir Chediak, rendía homenaje al legado de los grandes cantautores de Brasil. Azul (2002) fue editado el mismo año en el que participó en el homenaje “Tribute to Elis Regina” en el Lincoln Center de Nueva York. Y su salto fuera de Brasil, donde sus versiones de Desafinado o Garota de Ipanema han hecho que se la compare con uno de sus maestros, João Gilberto (llegandose a decir que es su versión femenina) y también con grandes voces del jazz: sus admiradas Ella Fitzgerald, Nancy Wilson o Blossom Dearie.
Otros artistas la reclaman: Chiara Civello firma una versión de Outono, Chano Domínguez de Juras, y Paquito D’Rivera pide su participación en el concierto que se celebra en el Carnegie Hall de Nueva York para conmemorar cincuenta años de profesión. Tras editar Rosa vuelve a las baladas y al tono íntimo en Romance – Brasilian Love Songs, un tributo a algunas de las cantantes brasileñas más populares en los años 1960 y 1970.
Siba e a Fuloresta
La trayectoria internacional del recifeño Siba Veloso (violín, guitarra y voz) está ligada inicialmente a los pioneros del mangue- beat: Mestre Ambrosio. Durante la década de los 90, el sexteto de Pernambuco actualizó las tradiciones musicales de su región (la Zona de la Mata Norte de Pernambuco), maracatús y cirandas, con composiciones propias. Ahora lidera desde Nazaré da Mata, donde reside llegado de São Paulo su propia formación, Siba e a Fuloresta, a la que ha incorporado músicos procedentes de grupos tradicionales de esa pequeña ciudad de unos treinta mil habitantes a menos de sesenta kilómetros de Recife, donde grabaron en un pequeño estudio su primer álbum.
Músicos que han cambiado la cosecha de la caña de azúcar por los escenarios, como se mostraría en el documental Fuloresta do Samba. En la cinta se recogen, además de la participación de la banda en festivales internacionales como el Sphinx belga o el Roskild en Dinamarca, sesiones de grabación, sus rituales de maracatu, y jam sessions con otros músicos de la zona de La Mata Norte, donde el término samba se aplica a cualquier fiesta callejera que se pueda bailar al son de poderosos metales (tubas, trombones, trompetas y saxos) y percusión.
Siba lo ha realizado en colaboración con el productor Beto Villares, responsable del sello Ambulante Discos, en el que la banda ha publicado su segundo disco, Toda vez que eu dou um passo/O mundo sai do lugar.