Pierre Gonnord (París, 1963, residente en Madrid desde 1988), uno de los fotógrafos franceses más internacionales de la actualidad, expone en Cartagena (Palacio Molina) en el marco de la sección de Arte La Mar de Músicas. Doce retratos pictóricos de personas de origen gitano, un pueblo que siempre ha fascinado al fotógrafo. Su trabajo, vinculado desde hace años a España, ha sido reconocido por la crítica como una de las más intensas aproximaciones a la retratística contemporánea. La exposición La interpelación muda podrá verse desde el 2 de julio hasta el 29 de agosto.
La exposición ha sido presentada esta mañana por el autor, Pierre Gonnord; la concejala de Cultura, Rosario Montero; por Nacho Ruiz y por la galerista Juana de Aizpiru. Ruiz ha definido los personajes fotográficos de Gonnord casi como volúmenes escultóricos, retratos rotundos y de un realismo descarnado, como ha dicho Rosario Montero.
La obra de Gonnord se centra en el retrato fotográfico y recorre desde hace más de una década los perfiles psicológicos de diversos colectivos humanos, en esta ocasión el colectivo gitano. El francés se caracteriza por reflejar la humanidad como una irrealidad construida sobre la fidelidad extrema al modelo, nunca idealizado, siempre minuciosamente ensalzado.
Una serie de 12 fotografías, realizadas en el barrio de las tres mil viviendas de Sevilla, muestran un recorrido por el trabajo de Gonnord en el último año, presentándose como conjunto por primera vez en Cartagena. A través de ella el autor despliega con maestría su profundo conocimiento del retrato, calificado con frecuencia como pictórico por su vinculación a los maestros del naturalismo en el siglo XVII. Es una serie de una rotundidad descarnada, en la que los personajes adquieren un volumen escultórico. El retratado queda desnudo ante la cámara de Gonnord, mostrando sus emociones más recónditas, buscando el individualismo dentro del colectivo, y sacando a relucir los orgullos inalcanzables, las realidades insoportables.
Retrata a Constantina, a Bernardo, a los Salazares, a Abel, al Manuel y a María, Moisés, Amparo, a Krystov, a través de una mirada profunda. El reconocimiento es unánime, y sus imágenes, recortadas sobre fondos negros, constituyen una de las cimas del retrato de las últimas décadas a nivel internacional. El gran formato es otro de los recursos de Gonnord para trasladar las verdaderas dimensiones a una grandiosidad artificiosa. Según el propio autor, las fotografías que muestra en esta exposición son una historia de relaciones personales con sus retratados, de confianza mutua. Su interés por el pueblo gitano le lleva a ahora a Perpignan, donde está retratando otra comunidad gitana.
Su obra se ha mostrado desde 1998 en la galería de Juana de Aizpuru, con la que ha asistido a numerosas ferias, como ARCO o París Photo, así como en bienales de todo el mundo. Sus colecciones se encuentra en las más prestigiosas colecciones, como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la Maison Européene de la Photographie (París), Centre Nacional des Arts plastiques (París), Museum of Contemporary Art, Chicago o Museo de Arte contemporáneo de Castilla León (MUSAC) León. El reconocimiento es unánime, y sus imágenes, recortadas sobre fondos negros, han pasado de los retratos iniciales, de una contundencia difícil de igualar, a los matices que reflejan grupos étnicos, como los gitanos, mendigos o ancianos.
Aizpiru ha destacado durante la presentación la enorme energía que proyecta Cartagena en estos momentos, una energía que la ha sorprendido gratamente en la que ha sido su primera visita a la ciudad portuaria. Cartagena está obligada, ha dicho, por su historia a aportar algo grande a la cultura y al arte, y a estar a la altura de esa cuna de civilizaciones que fue en su momento.