Vuelve Diego El Cigala a La Mar de Músicas y lo hace mañana viernes 23 de julio estrenando nacionalmente su disco Cigala & Tango. Pero no vendrá solo, estará acompañado por Néstor Marconi, el mejor bandoneonista del mundo, en esta nueva aventura que lo lleva a reinterpretar el tango. El disco que ya ha paseado por los teatros argentinos tiene en La Mar de Músicas su primer encuentro en España. Además ese día, el festival vivirá su jornada más colombiana y es que pasarán por distintos escenarios del festival las formaciones La 33, Chocquibtown, Los Gaiteros de San Jacinto y Adolfo Pachecho.
Tras el éxito descomunal de 'Lágrimas negras', el disco que grabó con el pianista cubano Bebo Valdés, bajo la atenta mirada de Fernando Trueba, El Cigala decidió mirar a un genio de la pintura del siglo XX en 'Picasso de mis ojos'. El malagueño por tangos, bulerías, alegrías, soleás o fandangos con una nómina de guitarristas de lujo: Paco de Lucía, Raimundo Amador, Tomatito, Diego El Morao... En el 2008, 'Dos lágrimas' se anunció como la segunda parte de 'Lágrimas negras'. Para grabarlo, El Cigala contó con supervivientes como el cantante Reinaldo Creagh (de la Vieja Trova Santiaguera) y el pianista Guillermo Rubalcaba.
Diego Ramón Jiménez Salazar nació en una corrala de la Ribera de Curtidores y creció en el barrio madrileño de Lavapies. Jugando al fútbol, yendo en bicicleta, echándose unos cantes y persiguiendo a las niñas. Lo cambió hace unos años por una casa en Valdemaqueda, un pueblo al borde de la sierra de Madrid, y luego por Boadilla. Un ardid para abandonar en la ciudad unos cuantos fantasmas y adicciones.
Tras las coplas y los sones –hubo un antes y un después de 'Lágrimas Negras'- ha llegado la hora del tango. Enviciado con la play station, más de una vez se ha acostado a las siete de la mañana por su culpa, el sobrino de Rafael Farina llega a Cartagena dispuesto como siempre a dar guerra. Con él estará el AA serie 18.000 de Néstor Marconi (Argentina, 1942), orquestador, compositor y bandoneonista. Marconi estudió armonía y contrapunto (Hindemith, Schoenberg, Bach...) y para el fuelle adaptó por su cuenta lo que aprendía en el piano. Enamorado de Ravel, considera que el talento y la personalidad de Salgán y Piazzolla ha eclipsado a los orquestadores que llegaron después. No es probable que se asuste de tocar con El Cigala quien acompañó a Sinatra o a Roberto Goyeneche
La 33 después del Cigala, en el Auditorio Parque Torres
La 33 es una calle de Bogotá. Y el nombre de esta orquesta que cocina una salsa al gusto de hoy. Con 'La pantera mambo' (música de Henry Mancini) se llevaron a bailar al celebérrimo felino rosa de Blake Edwards: una broma musical que terminó en éxito internacional. Sergio (director de la orquesta y bajo) y Santiago (piano) tuvieron la idea: una orquesta de salsa al estilo neoyorkino de los primeros tiempos. Con piano, bajo, congas, timbal, bongó, saxo, trompeta, dos trombones y tres cantantes. Un sonido deudor de las orquestas de tipos como Larry Harlow, pero también de su compatriota Lucho Bermúdez. Doce jóvenes con bagajes distintos -rock, jazz, ska...- que, de tocar en tarimas de bares de Bogotá, Cali y Medellín, han pasado al circuito de festivales en carteles compartidos con Willie Colón o los Van Van.
Chocquibtown en el Castillo árabe
Llevan el hip hop colombiano a las capitales del mundo. Con un sonido de marimba, chirimía y tambora, bajo, batería e instrumentos electrónicos, basado en hip hop, funk, dancehall, música electrónica, salsa y ritmos tradicionales del Pacífico de Colombia como el currulao, el bambazú o el aguabajo. Chocquibtown son los MC´s Gloria Martínez, conocida como Goyo e hija de la cantaora Nelfa Perea, su hermano Slow, Miguel Martínez, y Carlos Valencia, Tostao. El nombre viene del departamento del que son oriundos, Chocó, y su capital, Quibdó. Jóvenes afrocolombianos. Recuerda Tostao que hay una pequeña parte de África dentro de Colombia y se llama el Pacífico colombiano.
Los Gaiteros de San Jacinto y Adolfo Pacheco y su conjunto de acordeón, doble concierto en la plaza del Ayuntamiento
Hace tres años el Grammy latino les cambió la vida. El premio al mejor disco de música folclórica por 'Un fuego de sangre pura', editado por Smithsonian Folkways, lo recogieron en Las Vegas, el 8 de noviembre de 2007, dos de sus miembros más veteranos, Juan Fernández 'Chuchita' y Manuel Antonio García 'Toño'. Era el reconocimiento a toda una vida y a la música que ellos aman. Desde entonces están solicitadísimos. No es posible hablar de Los Gaiteros de San Jacinto sin hacerlo de Miguel Antonio 'Toño' Fernández, el fundador –murió en 1988- de esta agrupación que lleva el nombre del municipio que la vió nacer. Fue el amo y señor de la gaita, flauta de pico de sonido melancólico, para esta música que se diseminó por la región del Caribe colombiano y cuyo sonido se asocia con la cumbia. Esa cumbia que luego incorporaron a sus repertorios las orquestas de los salones de baile hasta convertirla en uno de los géneros más populares de América. Él habría sido el primero en introducir letras en la música de los gaiteros. Y suyos son temas como 'Candelaria' y 'La maestranza', que siempre suenan en las presentaciones de Los Gaiteros de San Jacinto. Más de un siglo después, Los Gaiteros de San Jacinto, con músicos de varias generaciones en sus filas, siguen escribiendo la historia de esos ritmos originados en pequeñas comunidades ubicadas a lo largo del Caribe colombiano y continúan haciendo bailar a la gente con el fuego de la cumbia, la puya, el porro o el bullerengue.
Hace poco más de cuarenta años que nació 'La Hamaca Grande' de la fértil imaginación de Adolfo Pacheco, un abogado, trovador y narrador, con 70 años de vida. El 'sabanero grande' repite a quien quiera escucharle que es un error creer que todo lo que suena en acordeón es vallenato. En 1976, cuando era ya conocido como el compositor de los Montes de María por el éxito de 'El mochuelo' y de 'La hamaca grande', Adolfo Pacheco se fue a Cartagena a estudiar derecho. Se casó, suspendió el conjunto, abandonó la música, y se convirtió en abogado con 43 años. No volvió a la vida artística hasta el 2000 cuando le rescataron sus viejos admiradores. Compositor y, como dicen allá, acordeonero, sus composiciones han sido grabadas en discos de las compañías Tropical y Fuentes, y por Los Hermanos Zuleta, Carlos Vives, Johnny Ventura, Joe Arroyo o Los Melódicos