A 226.000 euros, una cantidad similar a la del pasado año asciende el cheque entregado por la alcaldesa, Pilar Barreiro a las cofradías de Semana Santa. Corran los tiempos que corran, el Ayuntamiento quiere compartir el compromiso de los cofrades y lo hacemos con la generosidad que permiten los tiempos que corren, ha dicho la alcaldesa para explicar que a pesar de la crisis y de los recortes, se mantiene la ayuda económica a las cofradías: una ayuda que se complementa con el trabajo que prestan los empleados municipales en la organización de los desfiles y otras ayudas económicas, como las que provienen de las sillas o las que se dan a las agrupaciones.
El acto, ha contado con la presencia varios centenares de personas que se han congregado en frente al balcón principal del Palacio Consistorial.
Con puntualidad castrense los cuatro hermanos mayores, José Miguel Méndez (Marrajos), Juan Manuel Moreno Escosa (Californios), Manuel Martínez (del Socorro) y Tomás Martínez (Resucitado), que ostentaba el cargo del vicepresidente de la Junta de Cofradías, han accedido al Palacio Consistorial a los sones de charanga.
Unos minutos después la comitiva aparecía en el balcón principal, donde Tomás Martínez, antes de comunicar oficialmente la decisión de los diferentes cabildos generales de sacar un año más las procesiones a la calle, ha reivindicado el carácter religioso de los desfiles pasionales y ha pedido, que más allá de los escudos de las hermandades, el principal símbolo de las procesiones sea la unidad de las cuatro cofradías de Semana Santa.
El vicepresidente de la Junta de Cofradías ha agradecido a la alcaldesa el apoyo que siempre ha dispensado a las procesiones y el entendimiento que ha tenido con las cofradías y ha pedido que le siga ayudando en todos aquellos objetivos pendientes como el tan deseado Museo de la Semana Santa, sede cofrade de las cuatro cofradías.
LA QUINTA COFRADÍA
Por su parte la alcaldesa señalado que las procesiones son una tradición que nos une con nuestros padres, los padres de nuestros padres y se pierde en el tiempo y a través de ella, Cartagena pone en la calle lo más preciado de sus tradiciones y lo más querido de su identidad como pueblo.
No es sólo una formación de tronos y penitentes, ha precisado Barreiro, sino el desfile de un sentimiento, a cuya llamada de tambor acudirán, de nuevo los cartageneros que viven en la diáspora y los visitantes.
También ha tenido palabras para el papel del Ayuntamiento, que no hace más que asumir la voluntad de los cartageneros cuando pone a los empleados municipales a trabajar en la Semana Santa como si se tratase de una quinta cofradía.
El acto ha concluido con la entrega del cheque y la habitual invitación de la alcaldesa, al grito de Música y a la Calle, para comunicar al pueblo de Cartagena, un Miércoles de Ceniza, que otro año más habrá procesiones.
La comitiva se ha dirigido entonces a la Iglesia de la Caridad, donde se ha celebrado la ofrenda a la Patrona.