Con motivo de la decimocuarta edición del festival La Mar de Músicas, el artista francés J.R. ha empapelado fachadas y barrios de Cartagena con fotografías de personas mayores, en el denominado proyecto 'Los surcos de la ciudad', una creación producida y proyectada especialmente para el festival cartagenero.
En 'Los surcos de la ciudad' se recoge la tradición y la historia de una ciudad milenaria y sus habitantes con las marcas del paso del tiempo: son los rostros de la ciudad y las fachadas de sus personajes. En cada arruga de sus habitantes y en cada grieta de sus edificios ha quedado impresa la vida cotidiana, los sueños y las ilusiones de una población y de una ciudad.
Edificios emblemáticos como el Palacio Consistorial, los Refugios de la Guerra Civil, el Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy o el edificio Barco, en la calle Concepción, son sólo algunos de los ejemplos de este arte callejero que el ciudadano tendrá que ir descubriendo poco a poco, distintos barrios y zonas periféricas.
Según ha explicado José Luis Cegarra, se hizo un casting de tres días para seleccionar a los personajes que después han quedado retratados por las fachadas de la ciudad. Con todas estas fotografías, se confeccionará un libro con la historia de cada una de las personas que han participado en el proyecto. El artista también entregará la imagen a cada uno de los protagonistas implicados.
JR ha destacado que en las fachadas y muros se puede leer la historia de una ciudad. De hecho, en el edificio Barco de la calle Concepción todavía se puede ver una llave colgada. Por eso, al artista le ha interesado especialmente para el proyecto cartagenero el constraste entre la arquitectura moderna y la antigua, y el paso del tiempo en edificios y personas.
Con 25 años, J.R. es el propietario de la mayor galería del mundo: las calles. Sus exhibiciones se exponen libremente en las ciudades desde hace ocho años, recogiendo la atención de todos aquellos que no se acercan a los museos.
Se dio a conocer en París, gracias a su proyecto 28 millimètres, retrato de una generación, con el que expuso ilegalmente (como todos sus trabajos) los retratos caricaturizados de jóvenes de la periferie en las tranquilas calles de París, aunque su proyecto más reconocido fue Face to Face, donde fotografió a palestinos y a israelíes de la misma profesión y con sus retratos empapeló el muro de separación. A Cartagena llega después de haber empapelado la fachada de la Tate Modern en el Reino Unido.