La reina de la música africana, Oumou Sangaré, en La Mar de Músicas

Buju Banton, Konono nº1 y la Banda Folclórica Distrital de Barranquilla completan la jornada

La nueva reina de África. Una de las grandes voces de un continente que perdió hace poco a su amada Miriam Makeba. Oumou Sangare es la cantante femenina más popular en Mali, el corazón musical del occidente de África, un país muy pobre en términos económicos, pero cuya cultura ha generado gigantes de la talla de Salif Keita y Ali Farka Toure. Ya estuvo en La Mar de Músicas, en 1996, pero regresa en el esplendor de su madurez mañana viernes 24 de julio al Auditorio Parque Torres a las 23:00 horas. Estará acompañada en la programación más tarde por el rey del dancehall jamaicano Buju Banton y uno de los fenómenos musicales de los últimos años, la banda congoleña Konono nº1. Unas horas antes, en la plaza del Ayuntamiento, a las 20:00 horas un concierto extraordinario con la Banda Folclórica Distrital de Barranquilla con el que el festival dará la bienvenida a Colombia, país invitado del próximo año.

En Bamako es casi una diosa. La paran por la calle para pedirle que grabe nuevas canciones -difícilmente puede caminar sin ser asediada por sus admiradores- y asegura que eso le sirve de estímulo. A sus 41 años, esta mujer emprendedora está ocupada con sus negocios y actividades extramusicales: un hotel cercano al aeropuerto, un terreno a 40 kilómetros de Bamako en los que se cultivan naranjas, la marca de arroz que lleva su nombre, una asociación que recoje niños enfermos y desnutridos en las calles y proporciona techo y trabajo a sus madres, viajes como embajadora de la ONU... Y, además, no para de cantar por el mundo: Africa, Norteamérica, Australia...

Seis años llevaba sin grabar un disco: ‘Seya’ (‘Alegría’), publicado como de costumbre por World Circuit, es una obra magnífica. Con el ritmo wasulu de la tierra fértil y boscosa que la vio nacer e instrumentos como el ‘n´goni’ –pequeño laúd tradicional- junto a las guitarras eléctricas. Alrededor de cincuenta músicos, y el trabajo en los estudios de Bamako –entre los cuales el de Salif Keita- de Cheick Tidiane Seck –leyenda viva de la música maliense-. Es la primera vez que, oficialmente, ha contado con Seck, aunque los dos se conocen desde que ella era una niña y acudía a presenciar sus espectáculos. Oumou Sangare explica su método de trabajo: primero escribe la letra de la canción, luego empieza a crear un ritmo con el hombre del ‘n´goni’ y luego llama al grupo.

Tenía 21 años, en 1990, cuando salió el disco ‘Moussoulou’, del que los malienses conocen hasta el último estribillo, y en el que exhortaba a las mujeres a rebelarse. Desafiaba Oumou el tabú de la sensualidad femenina con una poética –y muy explícita- canción. Ya entonces denunciaba –y había que atreverse en aquel contexto social y político- los matrimonios pactados por las familias. Cuenta que lo hizo porque su madre sufrió mucho y ella, como primogénita, compartió ese sufrimiento. Un homenaje a su madre con el se identificaron las mujeres malienses. También en su último disco arremete contra los matrimonios impuestos a las jóvenes y contra la poligamia. Con alegría canta su deseo de que la mujer africana sea libre para elegir. Con trece o catorce años salía de casa para cantar en los bautizos y bodas, y sacarse así unas monedas con las que ayudar a su madre a alimentar a sus cinco hermanos. Suele repetir que quizá lleve la música en la sangre, pero que lo que la impulsó a ser artista fue la desgracia. Alta y de grandes ojos oscuros, independiente y guerrera, Oumou Sangare tiene el porte de una reina y una voz que remite a las de Aretha Franklin, Etta James o Nina Simone. Proyecta una imagen de fuerza tras la que se esconde una chiquilla muchas veces asustada. En una de sus nuevas canciones bendice a su padre fallecido en el 2005, y al que poco antes había perdonado que los abandonase cuando ella tenía dos años. Murió cogido de su mano: “Desaparecer no es lo más duro / Desaparecer sin dejar nada, eso es lo más duro”.

BUJU BANTON

Es una de las figuras de la música jamaicana: un moderno profeta de la isla con su mezcla de reggae de raíz, R&B contemporáneo y dancehall. No le faltó aplomo para, todavía desde las huestes del dancehall, autoproclamarse ‘La voz de Jamaica’ en su tercer disco ‘Voice of Jamaica’. Tenía 20 años. Y acababa de firmar contrato con la discográfica Mercury tras su demoledora actuación en el festival Reggae Sunsplash de 1992. La verdad es que, desde principios de los noventa, Buju Banton había ido lanzando un éxito tras otro: 'Bogle’, ‘Love Me Browning’, ‘Woman Fi Sex’... En 1992, le arrebató al mismísimo Bob Marley el récord de números uno en un año en las listas jamaicanas. Mark Anthony Myrie o Buju Banton (también llamado Gargamel) nació el 15 de julio de 1973 en uno de los suburbios marginales de Kingston. Descendiente de aquellos negros cimarrones que lucharon contra los británicos en la antigua colonia de Jamaica, es el menor de quince hermanos.

Bujo acudía a ver a sus ídolos en actuaciones al aire libre o en los locales de dancehall de Denham Town. Con doce años ya se lanzó a por un micrófono y empezó a salir con los Sweet Love y Rambo Mango sound systems. Desde su conversión al rastafarismo –la doctrina africanista de Marcus Garvey abrazada por Marley- sus letras han profundizado en la conciencia social y hablan de corrupción policial (‘Operation Ardent’), violencia (‘Murderer’), los emigrantes que se olvidan de sus familias y nunca les envían dinero (‘Deportees’), sexo seguro ('Willy, Don't Be Silly’) y contra las armas (‘Mr. Nine’). La revista Rolling Stone consideró ‘Til Shiloh’, con canciones como ‘Murderer’ y ‘Untold Stories’, que sacaban al dancehall de la clasificación X, uno de los mejores discos de la década de los noventa. El último de Buju Banton, editado en abril, y en el que algunos han visto la continuación de aquel ‘Til Shiloh’, lleva el expresivo título de ‘Rasta Got Soul’.

KONONO Nº1

Son unos alienígenas. Y hay que escucharlos en directo para saber del poder de sus likembés -láminas metálicas ancladas a una caja de madera que se tocan con los pulgares- electrificados hasta la saturación. Música caótica y repetitiva. Su primer disco entusiasmó a Matthew Herbert, Gilles Peterson, Tortoise y Beck; los ha contratado el Sónar y están presentes en discos de Björk y Timbaland. La Todopoderosa Orquesta Likembé Konono nº1 -ése es su nombre oficial- parece haberse aprovisionado en un depósito de chatarra: la batería es la barra de dirección de un coche en la que se ensartan tapacubos abollados; los cantantes dejan oír sus voces a través de megáfonos cónicos -los ‘lance voix’ de la época colonial empleados por los belgas para hacer llegar la radio estatal a la población- montados sobre los tallos de una flor metálica. Alguien habló de objetos a lo Duchamp. A los likembés se les han adaptado micrófonos artesanales hechos con imanes de coches en los desguaces: conectados a rudimentarios amplificadores producen un sonido distorsionado. Y esa indeseada distorsión es la que precisamente convierte ahora al grupo en objeto de deseo.

Hace un año Konono nº1 se vio obligado a cancelar una extensa gira europea por problemas con nuevas exigencias para los visados y por culpa de gestiones a destiempo. Esta vez sí que está con nosotros L’ Orchestre Tout Puissant Likembé Konono nº1. La fundó Mawangu Mingiedi en el Congo hace unos treinta años. Curioso: se trata de música tradicional, música espiritual de la etnia bazombo, que siguió el curso del río Congo hasta Kinshasa. Mingiedi, que ha sido camionero y mecánico, proviene de la región fronteriza entre el Congo y Angola.

BANDA FOLCLÓRICA DISTRITAL DE BARRANQUILLA

Para darle la bienvenida a Colombia el sábado La Mar de Músicas contará la presencia del Embajador de Colombia en España, Carlos Rodado Noriega y el viernes como regalo de la Embajada a las 20:00 horas en la plaza del Ayuntamiento se ha programado extraordinariamente, ya que no estaba anunciado, un concierto de la Banda Folclórica Distrital de Barranquilla.

La Banda Folclórica Distrital de Barranquilla es un proyecto intergeneracional que busca preservar las raíces culturales, haciendo música del Caribe colombiano fundamentalmente con instrumentos típicos de su región. Es un proyecto de formación artística integral para promover las competencias musicales de sus miembros, la diversidad cultural, la convivencia pacífica e inclusión social, el desarrollo humano y el ejercicio de la ciudadanía.

La banda está constituida por 120 músicos, a Cartagena vendrán una treintena, con una excelente formación personal y musical entre los 5 y los 70 años. Dentro del amplio repertorio de la banda folclórica cuentan con ciclos de música típica de carnaval, vallenatos, música cubana y salsa, bullerengues, cantos de río... La banda atiende las directrices de las políticas nacionales en el marco del Plan Nacional de Música para la convivencia que lidera el Ministerio de Cultura en todo el país.

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