La fotoinstalación de JR Los surcos de la ciudad de la pasada edición de La Mar de Músicas ha quedado recogida en un catálogo de arte

El arte callejero de JR es impresionante, pero caduco. Los surcos de la ciudad, fotoinstalación del joven francés JR que empapeló monumentos, instalaciones, objetos y paredes de la ciudad portuaria ya desparecieron de Cartagena, pero han quedado recogidos en el catálogo que el festival La Mar de Músicas ha editado con motivo de la instalación que el artista francés realizó el pasado año con motivo del Especial Francia. El libro recoge una de las mayores intervenciones artísticas que se han hecho en la ciudad, y que más han impresionando a sus habitantes. El catálogo cuenta con un dvd donde se ve el proceso de realización del proyecto.

JR es propietario de la mayor galería de arte del mundo, las calles. Sus exhibiciones se exponen libremente en las ciudades, recogiendo la atención de todos aquellos que no se acercan a los museos. Su trabajo mezcla Arte y Acción, habla sobre la belleza, la libertad, identidad y el límite. Él se identifica como artivista, mezcla de artista y activista. Se dio a conocer en París, gracias a su proyecto 28 millimètres, retrato de una generación, con el que expusieron ilegalmente los retratos caricaturizados de jóvenes de la banlieue (periferia sensible) en las tranquilas calles intramuros de Paris. Con una cierta impertinencia, provocan al transeúnte y cuestionan la representación social y mediática de esta generación. Su proyecto que lo hizo mundialmente conocido fue Face to Face, donde fotografió a palestinos y a israelíes de la misma profesión y con sus retratos empapeló el muro/barrera de seguridad. Quería que ellos mismos se dieran cuenta de que son más parecidos de lo que ellos creen.

Vino a Cartagena con un proyecto nuevo, después de empapelar la fachada de la Tate Modern en el Reino Unido. En la ciudad portuaria desarrolló la historia de la ciudad, con sus gentes y las fachadas de ésta. Desde que se le ofreció este proyecto y buscó información de Cartagena, todo lo remontaba a la historia, al pasado de la ciudad. Su intervención en varios edificios de la ciudad fue la de empapelarlos con personas muy mayores, y muy marcadas por el paso de los años, personas con historias, y es que según comenta el propio JR : “Y es hablando con los abuelos y las abuelas que me hacen de guía como comprendo que ellos son Cartagena, que es a través de ellos o más bien sobre ellos como se debe leer este lugar. La historia de esta ciudad desde mediados de la década de los 30 está fusionada con sus vidas de pescador, de soldado, de campesino. Su peinado, el modo en el que hablan o miran revela lo que vivieron, esa sucesión de victorias y derrotas, de miedos y esperanzas”.

Para el artista “los surcos dibujados por la vida en la cara de estos abuelos se confunden con las marcas dejadas por el tiempo sobre las paredes de los edificios. Aprendí que las líneas paralelas nunca se cruzan. Pero yo quería que esas historias paralelas se cruzaran. Y mis abuelos también. Querían participara en esta exposición, ser testigos de esta fusión. Querían ser grandes sobre las paredes y envejecer lentamente, pegados a ellas, dejando una suave imagen”.

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