Investigadores de la Politécnica de Cartagena promueven frenar la "sojadependencia" con habas, guisantes y frijoles

Una decena de docentes de la Escuela de Agrónomos estudian nuevos productos para alimentación humana y animal y cultivos más sostenibles en el proyecto europeo Eurolegume

Europa es sojadependiente. No produce esta legumbre que se ha expandido por toda la cadena alimentaria, desde los piensos animales a la comida procesada, hasta el punto de estar presente, directamente o a través de derivados, en el 70% de los productos de los alimentos de consumo habitual. Para paliar esta dependencia alimentaria, una convocatoria específica del 7° Programa Marco de la Unión Europea ha aprobado el proyecto de investigación Eurolegume, en el que la Politécnica de Cartagena es la única universidad española participante.

Once investigadores de la Escuela de Agrónomos de la UPCT, dirigidos por el catedrático de Producción Vegetal Juan Fernández, estudiarán tres leguminosas alternativas a la soja que se cultivan en Europa: el haba, el guisante y el caupí o frijol. El objetivo es desarrollar nuevas variedades nutritivas y apetecibles para alimentación animal y consumo humano para que las cultiven agricultores europeos y, a la vez, contribuir a la sostenibilidad de la producción agrícola y a la lucha contra el cambio climático gracias a los efectos regeneradores del suelo de estos cultivos.

Las habas, guisantes y frijoles son ricas en proteínas, contienen una proporción adecuada de hidratos de carbono y poca grasa. Son ideales para que los diabéticos controlen sus niveles de azúcar. Aportan vitamina B, fibra, antioxidantes, ácido fólico, zinc y calcio, estando “especialmente indicadas para vegetarianos”, añade el profesor Fernández. Y si lograran la suficiente demanda y se produjeran a gran escala tendrían un precio similar al de la soja, que se produce principalmente en grandes explotaciones del Norte y el Sur de América. La soja es uno de los nueve alérgenos más comunes en el mundo y el cultivo mayoritario de variedades trasgénicas genera rechazo social, medioambiental y comercial.

El proyecto estudiará formas de comercialización de las nuevas variedades de legumbres alternativas a la soja con alto valor nutricional mediante productos de cuarta o quinta gama (envasados y listos para consumo o precocinados, respectivamente). También se promoverán “nuevas presentaciones, en paté o barritas energéticas, más apetecibles para el consumidor”, detalla Fernández. También se investigará su impacto, a través del pienso animal, en la calidad de la leche de vaca y cabra, en este último producto, gracias a la colaboración de la empresa murciana Kpra.

Sustituto de fertilizantes químicos

Una segunda vertiente del proyecto es la selección de bacterias, y el desarrollo comercial de inoculantes, que, en simbiosis con las leguminosas, contribuyan a la fijación en el suelo agrícola de nitrógeno atmosférico, con lo que se reduce el uso de fertilizantes minerales, que son una fuente de contaminación y encarecen notablemente la producción.

Difundiendo el efecto regenerador del suelo de las leguminosas, los investigadores intentarán promover su uso en técnicas de rotación de cultivos intercalados, una práctica de agricultura sostenible que permite diversificar los ecosistemas y contribuye al aumento de la biodiversidad. También se estudiará la valorización de la biomasa residual de estas especies.

El proyecto Eurolegume, uno de los dos únicos aprobados en esta línea de investigación, cuenta con una financiación de 6,5 millones de euros para el periodo 2014-2018, está liderado por la universidad portuguesa Tras-os-Montes e Alto Douro y cuenta con la participación de 18 socios, entre ellos la UPCT y la empresa murciana Kpra. Los trabajos se pusieron en marcha el pasado mes de febrero con una reunión celebrada en la ciudad lusa de Vila Real.

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