Malena Alterio y Diego Martín protagonizan `Los hijos se han dormido´

La obra se verá el viernes en el Nuevo Teatro Circo, dentro de la programación de la Concejalía de Cultura

Daniel Veronese, director de Los hijos se han dormido ha recibido más de treinta premios por su labor en el teatro y ha obtenido grandes éxitos de público, como El Método Gronhölm, que ha estado tres temporadas seguidas en cartel.

 

En esta ocasión presenta y conduce a un elenco de extraordinarios actores en esta versión de La gaviota, de Anton Chéjov, que estará en Cartagena, en el Nuevo Teatro Circo, el viernes 15 de marzo, a las 21:30 horas.

 

La puesta en escena de Veronese, incluida en la programación de la Concejalía de Cultura, mostrará un Chejov lleno de pasión y humanidad con Malena Alterio, Diego Martín, Miguel Rellán, Pablo Rivero, Marina Salas, Malena Gutiérrez, Aníbal Soto, Alfonso Lara, Susi Sánchez y Ginés García Millán. Las entradas cuestan 22 y 18 euros.

 

La genialidad de Anton Chejov es lo que ha impulsado a Daniel Veronese a releer y montar lo podríamos llamar trilogía chejoviana. En efecto, primero fue Tres hermanas, después Tío Vania y ahora, La gaviota. Figura central del universo teatral argentino, Veronese desde sus comienzos, década y media como titiritero al frente de la Compañía Periférico de Objetos, hasta ahora ha sido alguien preocupado por el buen trato de la palabra y de los actores que se han puesto a su servicio, ya sea para montar sus propios textos o muchos de los más importantes de la dramaturgia universal, aunque en el caso de estos últimos siempre han sido sometidos a un proceso de desnudamiento, marca de la casa. Ibsen, Mamet, Tenesse Williams y un largo etcétera han pasado por sus manos. Y cómo no¿ Chejov.

 

Los hijos se han dormido, reescritura libre de La gaviota, es un ejemplo de la habilidad de Veronese para avanzar en plenitud sobre todos aquellos aspectos de una obra que requieren ser cambiados en una puesta actual quedando lo esencial del autor ruso: su mirada sobre la fragilidad de la condición humana, los duros desencuentros entre el deseo y la vida que sacude a sus criaturas, su humor, su melancolía, todo lo que en una versión más clásica nos conmovía también.

 

La diferencia es que al lado de Chejov aparece también la voz del autor-director, transfiriéndole al texto una impronta propia en la que se incluye esa cercanía que permite verlo desde la perspectiva actual. En esta puesta en escena, la gaviota que se menciona varias veces, que recorre el cielo en libertad y que alguien mata sin ningún motivo, es una nítida metáfora sobre la vulnerabilidad de la condición humana. 

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