Los socialistas denuncian que "el ayuntamiento de Cartagena continua apoyando a la empresa urbanizadora en contra de la recuperación del Monasterio de San Ginés de La Jara"

La actual situación de absoluta ruina del MONASTERIO DE SAN GINES DE LA JARA , así como del resto de edificaciones que conforman este monumento, contrasta enormemente con la declaración que figura en el expediente original de declaración BIC (año 1992) donde se puede leer que se conservaba en muy buen estado. En opinión de los socialistas, la única política desarrollada por el PP en este importante enclave arqueológico-cultural durante los últimos quince años no ha sido otra que favorecer su degradación, abandono y todo ello sin la mínima conservación ni vigilancia que hubiese evitado los constantes saqueos y profanaciones en el conjunto monacal.

Según ha declarado Salvador Martínez, responsable socialista en la zona "Estamos ante uno de los mayores delitos contra el patrimonio que se vienen produciendo en nuestra comarca desde el último cuarto del siglo XX, coincidiendo con la declaración de BIC (Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento) por la entonces Consejería de Cultura y Educación de la Comunidad de Murcia, en el año 1992. Y la responsabilidad es del ayuntamiento de Cartagena y de la Comunidad Autónoma, que no han velado por la protección de este monumento como es su obligación legal, al tiempo que están permitiendo que los muchos turistas y estudiantes que deciden visitar el monumento (indicado en todos los mapas turístico-culturales) se lleven una imagen vergonzosa de lo que el Partido Popular entiende como "protección del Patrimonio Cultural y Artístico".

Según los socialistas, el estado de abandono en el que tradicionalmente se ha mantenido este monumento dio origen a una primera sanción en el año 1994. A partir de ese momento las administraciones responsables de su perfecta conservación (ayuntamiento de Cartagena y Consejería de Cultura) no han dado un solo paso para impedir la continuada degradación del conjunto monacal y , muy al contrario, en una decisión desacertada, han vinculado el futuro de este Bien de Interés Cultural a los intereses empresariales de una constructora al amparo de la fiebre del ladrillo.

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