Icono cultural del siglo XX y suma sacerdotisa del punk, la cantante Patti Smith, actúa en el festival La Mar de Músicas de Cartagena

La programación del viernes se completa con Staff Benda Bilili y Sonidero Desmadre

Quién no recuerda su voz indómita en 'Gloria' de Van Morrison o 'Because the night' de Springsteen. A sus 64 años, Patti Smith es un icono. Podría afirmarse que fue la primera mujer que grabó un disco de punk-rock, 'Piss factory', en 1974, antes de convertirse en estrella del rock. Aunque ella siempre se vio a sí misma como poeta, pintora y fotógrafa, ha influenciado a varias generaciones de músicos. Actúa mañana viernes 16 de julio en la noche del periódico La Verdad. Más tarde estarán unas de las revelaciones de este año en la world music Staff Benda Bilili y los djs Sonidero Desmadre. Las entradas cuestan 30 Euros.

Viaja con pilas de libros, libretas Moleskine y su vieja Polaroid. Su primer trabajo, recién llegada a Nueva York, fue en una librería. Devora a Bulgakov, Virginia Woolf, Graham Greene, Roberto Bolaño... pero no sabe conducir y no tiene móvil. Las drogas y la bebida son ya tan sólo un recuerdo.

Patricia Lee Smith vio la luz en Chicago en 1946, primogénita de un obrero y una camarera. Siempre proclamó que ella no había nacido para ser una espectadora. La joven airada de Nueva Jersey, que no olvida la fecha de la muerte de Elvis Presley y conoce el efecto de las fases de la luna, vivía en 1969 con el fotógrafo Robert Mapplethorpe en el Chelsea Hotel. Allí se cruzó con Jimi Hendrix, Jean-Luc Godard, William Burroughs, Allen Ginsberg... También con Salvador Dali, que la habría llamado 'cuervo gótico'. Un mundo de hombres. Algo que nunca la preocupó. "Cuando el movimiento feminista estaba en auge yo no participé de forma activa porque entonces andaba más preocupada con mis propias búsquedas mentales. Y no quería limitarme a ningún tipo de movimiento. Pienso que esos movimientos son extremamente importantes, pero espero que llegue el día en que no sean necesarios. En que podamos todos ser quienes realmente somos", le explicó hace poco a Amy Raphael para The Observer.

El dolor y la tristeza la han acompañado. Por la pérdida de muchos de sus hombres: a Robert Mapplethorpe –que la fotografió para la famosa portada de 'Horses', donde se la ve con una camisa blanca de hombre, corbata y chaqueta negra al hombro- se lo llevó el sida; su marido, Fred 'Sonic' Youth, guitarrista del grupo MC5, murió de un ataque al corazón dejándola con dos críos; su hermano, al que se sentía muy unida, falleció de repente...

En los quince años en Michigan, retirada de los escenarios y ocupándose de la educación de sus hijos, escribió varios libros. Siempre está escribiendo. En desorden. Una novela puede estar desperdigada en varios cuadernos de notas entre poemas, observaciones y fragmentos de un diario. Dice que va a tener que sentarse durante un año para poder desenmarañarlo todo. Su último libro, 'Just kids', lo ha escrito a partir de diarios, cartas y periódicos que guarda, y es una vieja promesa que le hizo a Robert (Mapplethorpe) unas horas antes de que éste falleciera. 'Dream of Life', igual que el poema de Shelley que Patti Smith tomó prestado para un disco, se titula el documental sobre ella que Steven Sebring ha ido realizando a lo largo de más de diez años.

Aficionada a la ópera desde niña, Patti Smith participa en recitales de poesía y sigue dando conciertos. Mejor si es en lugares en los que pueda visitar las casas o tumbas de sus novelistas y poetas más amados. En el festival 'Palabra y música', celebrado en Gijón en marzo pasado, rindió homenaje en forma de canción al escritor chileno Roberto Bolaño. Y leyó 'El ojo silva', relato de 'Putas asesinas'. Al final, tras recitar a Lorca y a Santa Teresa, y cantar 'Because the night' y 'People have the power', acompañada a la guitarra acústica y el piano por Lenny Kaye y Tommy Shanahan, esta mujer que ha vivido varias vidas en una invocó "el poder de la poesía y la fuerza de las palabras". Recordaba el escritor Manuel Rivas que, en 'Easter', Patti Smith propone no follar con el pasado, sino con el futuro.

Staff Benda Bilili

Africanos en sillas de ruedas motorizadas y con guitarras entre las manos. Una historia humana capaz de despertar atención extra musical. Pero, al margen de que estos discapacitados nos den una auténtica lección de valor, ingenio y dignidad, su música es excelente: una mezcla de la rumba congoleña de orquestas legendarias como las de Franco o Tabu Ley Rochereau con funk a lo James Brown y ritmos afrocubanos y jamaicanos.

Se llaman Staff Benda Bilili y son un grupo de músicos callejeros, varios de ellos víctimas de la polio, que viven en los alrededores del antiguo zoo de Kinshasa –dicen que los animales desaparecieron devorados por la gente durante la guerra civil- y se desplazan en unas sillas de ruedas tuneadas con aspecto de Harley-Davidson para pobres. Tampoco llaman demasiado la atención en la enloquecida megalopolis, capital de la República Democrática del Congo, a orillas del gigantesco río Congo, con decenas de miles de niños abandonados en sus calles y en la que buena parte de sus habitantes amanecen cada día pensando en cómo conseguir algo que llevarse a la boca. La filosofía vital de los Staff Benda Bilili, que huyen de la mendicidad, consiste en ser fuertes y sentirse orgullosos. Se ganan la vida vendiendo tabaco y alcohol a la salida de las discotecas más elegantes de Kinshasa, trabajando como carpinteros, electricistas... Y suelen repetir que la minusvalía está en la mente no en las piernas.

Dos cincuentones, el siempre elegante Ricky Likabu y Coco Ngambali, campeón de echar pulsos, son los jefes de Benda Bilili (en lingala significaría 'los que ven lo que está en la sombra'); su miembro más joven, Roger, hijo de la calle y protegido de Ricky, se ha inventado el 'satongué', una pequeña guitarra fabricada a partir de un bote de leche en polvo, un trozo de red para pescar, cable eléctrico y un pequeño palo curvo de madera insertado en el bote, que él toca como si fuera Paganini.

El productor belga Vincent Kenis, que ya presentó en sociedad a Konono N°1, también vecinos de Kinshasa, y artífice de la serie 'Congotronics', es quien ha grabado con Staff Benda Bilili el disco 'Très très fort' (Muy muy fuerte) colocándolos en el circuito internacional. Kenis los descubrió gracias a Florent de La Tullaye y Renaud Barret, dos cineastas franceses que filman desde el 2005 a personajes de las calles de esa jungla urbana. Antes de llegar a La Mar de Músicas, los congoleños habrán recorrido Europa desde Escandinavia a Grecia, porque se les espera hasta en el festival de Glastonbury. Quizás estos supervivientes puedan por fin ver realizados sus sueños.

Sonidero Desmadre

No son los Sonideros de Radio 3 desmadrándose en La Mar de Músicas sino los Dj´s Borja Prieto y Juan Vázquez, que ofrecen su sesión en Cartagena. Los mismos que estuvieron pinchando por Haití en la sala Pachá de Madrid, en una iniciativa del productor Carlos Jean con el objetivo de recaudar fondos para los damnificados por la catástrofe del país antillano, y los que participaron en la fiesta de la Plaza del Rey de Madrid con motivo de los actos del 'Día del Español' organizados por el Instituto Cervantes para conmemorar la buena salud del idioma que hablan 450 millones de personas.

Cuentan ellos que han pinchado en ranchos de narcos colombianos, que rechazaron poner sus discos en la fiesta de los 15 años de la hija de Hugo Chávez y que han amenizado las orgías del cartel de Tijuana en un yate en la isla padre en San Diego, TX. En My Space se venden con estos comentarios: son el gran desmadre de los sonidos perdidos, los DJ´s favoritos de las celebrities más trash. Sus señas de identidad son: ritmos a-rítmicos, mezclas carnívoras y jits ocultos con mayúsculas. Harán que te partas la cadera moviendo el esqueleto en una bacanal de sonidos salvajes. Nada que ver con DJ..s con nombres chachis, ni por supuesto se pincharán las moderneces que oís y os bajáis a vuestro Spotify o I-pod. Esto es una fiesta padre, chingona, organizada y creada por amantes de los ritmos machacones, tropicales y sudacas. Fiesta, jolgorio, bailarinas hawaianas, gritos, bailes frotantes... son enormes. Estáis avisados.

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