Javier Codesal y Nadin Ospina, protagonistas de la Mar de Arte

La Muralla Bizantina y el Palacio Molina acogen exposiciones de figuras cerámicas, cuadros, fotografías digitales y vídeos que muestran la cultura colombiana, que se pueden visitar hasta el 31 de agosto

La concejala de Cultura, Rosario Montero, ha dado hoy por inauguradas dos de las principales exposiciones que protagonizan este año La Mar de Arte, dentro del XVI Festival La Mar de Músicas dedicado este año a Colombia y que recogen las obras de Javier Codesal y Nadin Ospina. Ambos artistas han estado presentes en la inauguración de sus respectivas exposiciones donde se recoge, de diferente forma, la cultura de Colombia.

JAVIER CODESAL

Javier Codesal es un artista de amplios registros y técnicas, su obra abarca propuestas de diversa índole que circulan con gran libertad y coherencia entre la palabra y la imagen. Instalaciones, acciones, fotografías, textos, poesía, cine y vídeos son los distintos medios y herramientas que utiliza y fusiona en sus proyectos.

 

Además, Codesal ha desarrollado hasta el momento una intensa actividad creativa desde 1983, año en el que finaliza sus estudios y realiza su primera instalación de vídeo. El punto fundamental hacia el cual enfoca su mirada es el hombre y su identidad (masculina y femenina) en los distintos estadios de la vida, enfrentado a la enfermedad, al deseo, a la frustración, expresado con un lenguaje muy personal y de una fuerte simbología.

 

Los Pies que Faltan es la exposición que el artista expone en la Sala de la Muralla Bizantina de Cartagena y muestra, con dos vídeos y 160 fotografías digitales, la reflexión sobre los estados de la violencia y sus consecuencias.

 

En la exposición Codesal ofrece imágenes grabadas en los llanos colombianos, retrato de a personas extrañamente cercenadas, la violencia, así como la muerte, que concita deseos remotos y familiares, y se hace dueña por momentos.

 

Proyectos como El manto dé Verónica (1992), Fábula de un hombre amado (1999), Padre Hembra (2001), Arcángel (2002), El monte perdido (2003), Mario y Manuel (2005), Mayte (2005), Viaje de novios (2007) o Longevos (2008), son, entre otros, exponentes de un trabajo en el que con gran sutileza se subraya la disolución de lás fronteras entre lo real y lo imaginado, y se redefine la experiencia a través de la memoria. Ha expuesto de manera individual en: La Virreina Centre de la lmatge, Barcelona, 2009; Galería Estrany - de la Mota, Barçelona, 2004; MUA, Alicante, 2003; Sala Imagen, Sevilla, 2002; Espacio Uno del MNCARS, Madrid, 1999; etc. Entre sus últimas exposiciones colectivas: Veu entre línies (Voz entre líneas), Centre d¿art La Panera, Lérida, 2010; Cazadores de sombras, Centro Cultural de España,. México DF,.México, 2010; Estados de dolor, Centro Puertas de Castilla, Murcia; 2009; Intéivalo_dos. Ciclo de arte contemporáneo y flamenco, MEIAC, Badajoz, 20 09; El discreto encanto de la tecnología. Artes en España, Neue Galerie Graz, Graz, Austria, 2009; El agua y sus sueños contemporáneos, Pabellón de Aragón, Exposición Internacional Zaragoza 2008. Ha publicado los libros de poesía. Feliz humo (Periférica, 2009), Ha nacido Manuel (Icaria, 2005) e Imagen de Camn (Icaria, 2002). Entre 1993 y 1995 se ocupó de la reconstrucción y finalización de la película Acariño Galaico de José Val del Omar, por encargo de la Filmoteca de Andalucía. Ha impartido numerosos cursos y talleres en universidades, museos y otras instituciones.

 

NADIN OSPINA

Por su parte, el artista y escultor Nadin Ospina ha inaugurado su exposición Tierras Colombianas, en el Palacio Molina, que recoge en figuras y cuadros figuras paradójicas, convirtiendo lo hegemónico en exótico.

Las obras de Nadín Ospina son el resultado del estado de tránito e intercambió de ideas que caracteriza a nuestra época. Su carácter híbrido remite a las QperaciOnes de resignificación que los individuos de sodedades periféricas hacen de los productos de la cultura hegemónica. Pone en evidencia el estado de constante redefinición en que se encuentran las culturas locales como consecuencia del auge de las redes de comunicación y de los intercambios económicos mundiales.

 

Las propuestas de Nadín Ospina aluden a un concepto de lo latinoamericano si es que éste alguna vez ha existido verdaderamente en crisis; aluden a una realidad en negociación, en la que los mitos de una Arcadia prehispánica perdida se funden con la rutilante cultura transnacional del espectáculo. Las revisiones de las figuras de Colima, las parejas copulando de la cultura Tumaco o los guerreros aztecas, todos con sus orejitas de Mickey Mouse, perfilan un escenario en el que los sujetos inmersos en campos de fuerzas :en los que lo mundial y lo lácal se repelen y se atraen, a la vez deben apropiarse de fragmentos de distintas procedencias para otorgar sentido a la realidad.

 

Las obras mestizas de Ospina son consecuencia de un estado de cosas en el que los sujetos incluidos los de los llamadós países occidentales deben otorgar ún nuevo significado a productos transnacionales para hacerlos conciliables con su realidád más inmediata, la realidad local. Las propuestas cel artista colombiano son la consecuencia de un mundo en el que todos hemos deveflido el otro.

Las piezas no dejan de ofrecer un .eledto paradójico, pues Nadín Ospina termiha por convertir lo hegemónico en exótico: Iconos de la cultura occidental, como los personajes de Walt Disney o Matt Groening, son equiparados a las obras de los artistas anónimos de culturas primitivas, para adquirir así un carácter otro. En las obras de Ospina las coordenadas que definen el centro y la periferia pierden su sentido.

En última instancia, las propuestas de Nadin Ospina, con todo su exotismo pop, parodian la actitud frente a lacreación periférica propia del capitalismo multicultural. La mundialización de la economía y la generalización de los intercambios ha traído consigo una aparente tolerancia frente a la diversidad; una tolerancia que, en realidad, no es tal. El capitalismo multicultural ofrece la fachada de respeto por lo distinto, en la que se celebra el mestizaje, la diversidad de usos culturales y la. diferencia. Sin embargo, esta. tolerancia tiene sus límites: la alteridad será aceptada e, incluso, celebrada, siempre y cuando no ponga en cuestión la economía de mercado, la democracia liberal y los valores éticos del capitalismo mundial. Al tiempo que se celebran las músicas mestizas, la comida exótica, las modas híbridas que, en el fondo, otorg an un mayor vigor a la sociedad de consumo se condenan los fundamentalismos políticos y religiosos, como el islamismo:, que ponen en cuestión las estructuras políticas y económicas de Occidente.

De forma paródica, las esculturas de Nadín Ospina aluden al exotismo que tanto ensalza el capitalismo tardío: el de una alteridad domesticada, que lejos de provocar temor, llega a causar cierta admiración. Es un exotismo deseable, despojado de su esencia, y que no pone en cuestión la preeminencia capitalismo y su ideología. Es una alteridad, que no genera conflictos, en la que todos, ya seamos morenos, negros o amarillos, nos parecemos enormemente a Mickey o a Bart Simpsón.

Nadin Ospina (Bogotá, 1960) es uno de los artistas colombianos con más proyección internacional. Su obra se ha exhibido en eventos como las Bienales de Sao Paulo, La Habana, Lyon y Venecia. Ganó el Salón Nacional de Artistas y la Beca de la Fundación Guggenheim de Nueva York. Es un artista pop, cuyo arte fusiona fórmas precolombinas con figuras como Mickey Mouse y los Simpson.  Nadín Ospina es un artista colombiano de la contemporaneidad, a través de su trabajo de mas de 20 años de dedicación persistente ha recorrido muy diversos campos de experimentación, desde las instalaciones multimediales a la pintura y la escultura en diversos procedimiento. Su interés en los procesos culturales y sus problemáticas le han llevado a producir una obra abiertamente crítica y cüestionadora. Su actitud artística respaldada por una rotunda producción matérica le ubican como uno de los artistas colombianos más reconocidos de su generación. Es un atropófago cultural. La i dea de antropagia cultural fue planteada por el poeta  brasileño Oswald de Andrade en un manifiesto de 1928. Setenta y dos años después, el asunto no ha perdido vigencia. En teoría, consiste básicamente en devorar culturas lejanas, incluso ajenas, para volverlas carne y sangre del espíritu.

 

El horario de visita para ver las exposiciones será de martes a sábado de 10:30 a 13:30 horas y de 18:30 a 20:30 horas.

 

Este sitio web utiliza cookies para facilitar y mejorar la navegación. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso. POLITICA DE COOKIES