Los desayunos de la plaza de San Ginés de la Jara 1946-1963

La plaza de San Ginés de la Jara, emblemática donde las haya, rezuma historia por todos sus poros, la misma que por sí sola te eleva a tiempos pretéritos de aquella Cartagena profunda que un día creímos perder. Y es que hablar de este rincón de nuestra ciudad es hablar entre otros temas de la Cofradía que lleva el nombre de Nuestro Santo Patrón, y por consiguiente de una cronología que nos habla de la institución religiosa en activo más antigua de toda la urbe.

Sus páginas, las cuales van más allá del siglo XVI, ocultan un pasado aún por redescubrir, y entre éstas sus décadas más recientes, aquellas que arrancan tras el fin de nuestra Guerra Civil y que curiosamente podemos calificarlas como uno de sus pasados más desconocidos.

Más allá de la figura emblemática de Luis Angosto Lapizburú, primer Hermano Mayor tras la refundación de la Cofradía en 1917, encontramos otros nombres como los de Manuel Zamora y José Moncada, breves mandatos que dieron paso el 20 de agosto de 1946 a la presidencia de Joaquín Moncada Moreno. Es aquí donde la Plaza de San Ginés de la Jara vuelve a intensificar la línea continuista del recordado Luis Angosto en pro de la infancia más desfavorecida. Observamos como el domingo 25 de agosto de ese mismo año, festividad de San Ginés, a las seis de la mañana se tocará diana por parte de la banda de tambores y cornetas de la Cruz Roja, recorriendo la Plaza y otras calles del barrio. Dos horas más tarde, y con el santo de la hornacina como testigo, el Bar Sol servirá un desayuno a cerca de cien niños vecinos de las calles Faquineto, Concepción y resto del barrio de Pescadores. 

Su tinte social es evidente y más aún el fuerte arraigo de los dirigentes de la Cofradía de San Ginés hacia esa Cartagena humilde y sencilla que antaño dormía a la sombra del Cerro de la Concepción. Sin dejar de mirar hacia el monasterio anexo al Monte Miral el recuerdo de nuestra querida y malograda Catedral sigue presente, y el de una capilla, la de los Cuatro Santos y Virgen del Rosell, que un día albergó la talla desaparecida del Patrón de Cartagena. Es por ello como la Misa Solemne y correspondiente plática en honor al Santo se realizará como norma en la Iglesia de la Caridad a las diez de la mañana.

Las celebraciones de los años siguientes serán similares, destacando nombres propios como los de Rafaela Martínez o Sandalio Bernal con sus obsequios y donativos a los más pequeños durante los tradicionales desayunos. Las cifras de niños invitados en la plaza durante la festividad de San Ginés se irán incrementando conforme pasen los años. Es el caso del año 1952, que llegará a alcanzar 255 desayunos, consistente en un bocadillo de queso y salchicha, bollos y café con leche, todo ello costeado por los comerciantes y vecinos de la ciudad a instancias entre otros de los cofrades de San Ginés. Nombres como Juan Viñas y Orencio Bernal, junto al Hermano Mayor Joaquín Moncada, merecen aquí su particular mención.

Es de justicia también destacar la figura del suboficial Diego Reynaldo, quien durante algunos años dirigió la Banda de Cornetas y Tambores de la Cruz Roja que anunciaba con su diana que la festividad de San Ginés de la Jara un año más había amanecido en Cartagena.

En 1956 las cifras de niños presentes en nuestro querido rincón se elevaron a 305 desayunos, organizados éstos mediante la presentación de vales. Se dio el caso de numerosos niños que no los tenían, pero ello no fue ápice para que los hermanos de San Ginés sirvieran a toda la infancia que se encontraba en la Plaza. Y es que pese a los años de ausencia del recordado Luis Angosto, su huella con la población más desfavorecida se encontraba siempre presente entre sus cofrades. Ese día todos los niños que estaban allí pudieron tomar su correspondiente bocadillo de mortadela y queso, bollo y café con leche.

Joaquín Moncada mantuvo esta tradición hasta el mismo año de su fallecimiento acaecido en 1963. Con él cayó en el olvido la Cofradía y las celebraciones de la Plaza de San Ginés de la Jara, un lugar irrepetible que espera en esta nueva era volver ver amanecer como antaño aquellas festividades de dianas, chiquillería y desayunos. Y cómo no, con la atenta mirada desde su hornacina del Santo Patrón de Cartagena y una sonrisa en los labios...

JOSÉ LUIS CARRALERO ALARCÓN
Cronista de la Cofradía de San Ginés de la Jara de la Ciudad de Cartagena

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